El Estalinismo


Stalin, asentado en su control del aparato del Partido Comunista, llevó a cabo un proceso de industrialización y colectivización forzosa de la agricultura. Se estableció una brutal dictadura totalitaria en la que todo tipo de oposición fue eliminado. La batalla política entre Stalin y Trotsky se había centrado en dos puntos clave: la vigencia de la Nueva Política Económica (NEP) y la posibilidad de que el experimento soviético triunfase sin que la Revolución se extendiese a los países europeos más desarrollados. Para Trotsky, la NEP había significado un paso atrás en la construcción del socialismo mientras que Stalin la defendía plenamente. Tras expulsar a Trotsky del partido en 1927, Stalin cambió abruptamente de bando: la NEP estaba superada y había que avanzar hacia una sociedad comunista industrializada. Alejándose de la idea de una revolución mundial, Stalin proclamó la posibilidad de construir el socialismo en un solo país.

LOS PLANES QUINQUENALES

Para los dirigentes comunistas, influidos por el pensamiento marxista, la industrialización revestía la mayor importancia. No obstante, la economía soviética seguía siendo mayoritariamente agrícola, campesina y rural. En 1927-1928, una profunda crisis agrícola fue aprovechada por Stalin para poner fin a la NEP ya que, según los bolcheviques, no permitía el avance de la industrialización con la rapidez deseada. Se inicia así una nueva fase de la historia económica de la URSS: la industrialización acelerada mediante la planificación central.

El organismo central de planificación (Gosplan) elaboró el Primer Plan Quinquenal (1928-1932). La prioridad máxima fue el rápido crecimiento de la industria productora de bienes de producción (carbón, petróleo, hierro, acero…) y, en menor medida, de armamento. Este objetivo se basó en la colectivización forzada de las explotaciones agrarias. Mediante el recurso a la violencia, la propiedad privada desapareció del sector agrario y fue sustituida por las granjas estatales. Los campesinos se vieron forzados a integrarse en ellas o a emigrar a las ciudades y a los centros industriales emergentes.


La colectivización forzosa supuso la desaparición física, el internamiento en campos de trabajo y el exilio interior de millones de personas. La desarticulación de la NEP contribuyó a la hambruna de 1933, a causa de la cual fallecieron millones de ciudadanos soviéticos.

El crecimiento de la industria pesada resultó muy rápido. La creación de grandes unidades productivas sacrificó la eficiencia económica con el objetivo de conseguir las ambiciosas cifras de producción fijadas en el Plan. Se favorecía el avance acelerado de una industrialización volcada en la producción de bienes de producción y armamento. Los negativos efectos de este modelo sobre el bienestar de la población fueron compensados parcialmente con el aumento del gasto social: educación, sanidad…

El Segundo Plan Quinquenal (1933-1937) estableció objetivos más realistas y permitió un crecimiento económico espectacular. En 1935 se abolieron las cartillas de racionamiento. A partir de 1934, el empeoramiento del clima político internacional se tradujo en una gran explosión de la industria armamentística. La imposición de la industrialización acelerada por Stalin exigió la depuración del aparato económico bolchevique. Las “purgas” de Stalin afectaron a buena parte de los directivos empresariales. Al finalizar el Segundo Plan Quinquenal unos 2,7 millones de personas se encontraban en los diferentes campos de trabajo forzado bajo control del Gualg (Dirección General de Campos de Trabajo).

EL ESTALINISMO

Desde un principio, la política de Stalin se basó en un férreo control generalizado contra sus reales o supuestos enemigos. Los trotskistas, los campesinos contrarios a la colectivización los partidarios de la NEP y cualquier persona “socialmente peligrosa” fue perseguida de forma sistemática.

El estalinismo se caracteriza por la represión dentro del propio Partido Comunista. Las “purgas” acabaron con cualquier tipo de oposición al líder. El poder en la URSS residía en el Partido Comunista, que estaba organizado jerárquica y verticalmente. Las grandes purgas, conocidas como los procesos de Moscú, se iniciaron en 1934, tras el asesinato de Sergei Kirov, uno de los hombres de confianza de Lenin y jefe del Partido de Leningrado. En los años siguientes, una ola de terror barrió la URSS. Se celebraron juicios-farsa en los que, tras ser drogados, torturados e intimidados, viejos dirigentes bolcheviques confesaban los peores crímenes contrarrevolucionarios.

En 1939 el setenta por ciento de los miembros del Comité Central del Partido habían sido purgados. El 90% de los generales de las Fuerzas Armadas fueron ejecutados o deportados a campos del gulag. Para asentar su poder, Stalin destruyó una gran parte de la dirección del partido, de la administración civil y del ejército, debilitando de forma importante al país. El año 1937 se convirtió en un símbolo del terror estalinista.

En la purga de 1937-1938 más de un millón setecientas mil personas fueron arrestadas por acusaciones de índole política. Se calcula que más de 700 000 soviéticos fueron ejecutados. En la URSS se instituyó un verdadero culto a la personalidad del líder.

UNA SOCIEDAD MODELADA POR EL TERROR

La sociedad soviética fue una sociedad puesta al servicio de los objetivos económicos del Estado y de la ideología comunista. La población siguió siendo mayoritariamente rural. El campesinado vivía en unas condiciones muy difíciles (sólo el 10% de las granjas estatalizadas – koljos – disponía de electricidad) y tuvo que soportar una fuerte presión por parte de los agentes de gobierno para que dedicaran más tiempo al trabajo en los campos colectivos.

En las ciudades, la creciente clase obrera sufrió las consecuencias de la política de planificación e industrialización forzada. Para cumplir los objetivos de los planes quinquenales, las condiciones de trabajo se endurecieron enormemente. En muchas industrias se implantó el stajanovismo, que consistía en aumentar las jornadas de trabajo para los obreros para aumentar la producción.

La burocracia del Partido Comunista estaba formada por unos catorce millones de personas, que acapararon la gestión del Estado y de la economía. Esta nueva clase social percibía sueldos muy superiores a los de los obreros y disponía de privilegios, como raciones suplementarias de alimentos o apartamentos más amplios que el resto de ciudadanos soviéticos. La burocracia obtenía estos privilegios a cambio de una sumisión absoluta a Stalin. La sociedad durante el estalinismo retornó a los valores sociales tradicionales ensalzando las nociones de jerarquía y autoridad. En la escuela obligatoria, pública y gratuita se fomentó el respeto a los maestros, en la familia se reforzó la autoridad de los padres y en el ejército se ensalzaron las nociones de jerarquía, obediencia y disciplina.

Las duras condiciones sociales y la liberación de la mujer en los años veinte provocaron un descenso de la natalidad. La familia volvió a convertirse en la célula social clave, que debía inculcar a los jóvenes las ideas de disciplina y trabajo duro. El aborto fue ilegalizado y se pusieron más trabas al divorcio.

LA PERVIVENCIA DEL ESTADO SOVIÉTICO

La Revolución de 1917 había creado el primer sistema económico socialista basado en la planificación central, que resultó muy eficaz para la industrialización acelerada. Desde finales de los años veinte, el Estado soviético se entregó a la modernización de la economía de la URSS. Se produjo un rápido crecimiento del sector secundario y surgieron nuevas ciudades industriales. El coste social, sin embargo, fue brutal. Millones murieron por la represión o por el hambre y otros muchos sufrieron en los campos de concentración del gulag. La dictadura soviética fue la consecuencia lógica de la teoría marxista, convertida por Stalin en marxismo-leninismo que se transformó en la doctrina oficial de un régimen totalitario. A principios de los años cuarenta, el Estado soviético tuvo que enfrentarse a la agresión de la Alemania nazi. Stalin, aliado con las potencia anglosajonas, tuvo un importante papel en la derrota del III Reich y la Unión Soviética se convirtió en 1945 en una de las dos grandes superpotencias mundiales.

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